Segundo encuentro de las Abadesas 2025 Las Abadesas de la federación de Nuestra Señora de Aránzazu reúnen segunda vez los días seis a ocho de octubre en Haro (La Rioja). Las Hermanas del Consejo Federal han encargado a recoger y trabajar juntas los mismos temas que vimos en marzo con nuestro Hermano Mikel Hernández ¿Cómo comunicarnos? ¿Cómo escucharnos? Y el proyecto comunitario. También han sido, aunque sea muy poco, tiempo de encuentro fraterno y compartir y ha estado muy bien. La vida contemplativa, en su esencia más profunda, es un espacio donde Dios comunica su amor y donde cada hermana se convierte en signo vivo de esa comunión. En este camino, la comunicación, la escucha y el proyecto comunitario son expresiones concretas de la fidelidad al Evangelio y del compromiso de vivir en unidad.
  1. Comunicación: Un puente de comunión.
Comunicar no es sólo hablar, sino compartir el corazón. En la vida contemplativa, la comunicación auténtica nace del silencio orante y del deseo de construir la fraternidad. Cuando las palabras se llenan de respeto, verdad y ternura, la comunidad se convierte en casa de paz y lugar donde el Espíritu puede actuar libremente. La buena comunicación une, sana y fortalece los lazos que nos hacen familia.  
  1. La escucha: el camino hacia el encuentro
Escuchar es más que oír; es acoger al otro en su verdad. La escucha contemplativa es una actitud del corazón que busca comprender antes que responder. Cuando una comunidad se escucha con amor, se hace dócil a la voz de Dios que habla a través de cada hermana. Escuchar en profundidad es abrir espacio al Espíritu, que crea unidad incluso en la diversidad de pensamientos y sensibilidades.
  1. Proyecto comunitario: fruto del Espíritu
La comunidad no construye sola; es un proyecto común, una respuesta compartida a la llamada del Señor. Vivir un proyecto comunitario es buscar juntas la voluntad de Dios, discernir en oración los pasos a seguir y asumir responsabilidades con generosidad. Cuando cada una se siente parte activa del mismo sueño de fidelidad y amor, la comunidad se convierte en signo visible del Reino, donde reina la comunión sobre el individualismo y la esperanza sobre el cansancio. Comunicar con verdad, escuchar con el corazón y caminar unidas en un mismo proyecto son tres maneras de contemplar a Dios en la vida fraterna. Solo una comunidad que se comunica desde la fe, se escucha desde el amor y trabaja unida desde el Espíritu puede reflejar el rostro de Cristo, que vive en medio de quienes se aman.