¿Podemos afirmar eso? ¿Qué se ve en las luces que alumbran nuestras ciudades, tiendas, edificios incluidos los habitados? ¿Qué lugar ocupa María y… más: qué lugar ocupa Jesús?
Y… ¿en nuestros lares? ¿Está María? María creyente, María esperanzada, María amante. Sin ella no hay real Navidad. Por eso Navidad y María están tan unificadas que son una sola realidad. Así que, aunque se intente, aunque se ignore, Navidad y María no se pueden separar.
María y Navidad. Desde que María escuchó el “Alégrate” su vida no solo cambió sino que se transformó. Su vida fue y es Navidad: Madre de los creyentes, eternamente Madre, “creyendo y esperando” dio a luz en aquella Navidad y sigue dando a luz día a día a toda la humanidad.