FELIZ DÍA DE SANTA BEATRIZ DE SILVA

FELIZ DÍA DE SANTA BEATRIZ DE SILVA

17 de agosto Santa Beatriz de Silva
Fundadora de las Concepcionistas Franciscanas
FELIZ DÍA DE SANTA BEATRIZ DE SILVA
Beatriz Fundadora:
     Beatriz consuma su historia de fe en una expresión comunitaria, su recorrido personal madura en una maternidad, así su historia personal de contemplación, de búsqueda, es hecha vida en una fraternidad, sus largos años solitarios se trasforman en el hecho de su carisma: La comunidad.
     La comunidad constituye en Beatriz el lugar último de su carisma, el testamento de su existencia. Su carisma se entrega en la aparición como grupo fraterno creyente. Por ello, su persona y su carisma nos remiten más que a su persona, al fruto último de su vida: su familia. En el momento de morir da a luz y nace algo nuevo. La comunidad en Beatriz es su existencia carismática proclamada como Evangelio.
     Beatriz de Silva, elegida para alumbrar una nueva orden, por designio de Dios, es reducida a la profundidad de la existencia misma como fe, humildad, gracia total.
Beatriz creyente:
     La vida entera de Beatriz es profundidad de fe. En lo más profundo de su ser es una comprensión creyente contemplativa. Afirmaciones, hechos… que se afirman de ella, de su santidad, adquieren fuerza y verdad en este hecho existencial: su vida escondida en Cristo Jesús: como dice nuestra Regla “consagrada en ofrenda singular a nuestro Redentor y a su gloriosa Madre”.
     Beatriz es proximidad fraterna que nos orienta hacia la profundidad del Espíritu que es María. Beatriz es compañera de fe, amiga y consierva. Su fuerza carismática se hace verdad en esa trasparencia de sierva.
Beatriz estímulo en el seguimiento:
     La singularidad histórica de Beatriz es una llamada a conversión. Sus treinta largos años de encerramiento no son solamente una espera prolongada, sino una verdadera gestación de su carisma. Un recrearse en fecundidad y maternidad de gracia, un ensanchamiento en la fe y en la Iglesia de sus propias intuiciones personales. Es una consagración al misterio mismo en el que quiere definirse: la Inmaculada Concepción de María.
     Esta condición de siembra, de raíz, la caracteriza tan íntima y entrañablemente que, por misteriosa voluntad de Dios, en esos rasgos queda definida su vida y misión en la historia. Su fuerza carismática la consagra en humildad, en fe, su santidad es transparentar y proclamar el misterio mismo de la gracia que es María.
     Esta virgen prudente y sensata, Beatriz, nos ha posibilitado un camino de Evangelio, ella es una proximidad de gracia que suscita en agradecimiento de toda la persona como verdad de Dios, una hermana en la fe, con fuerza de fecundidad de madre, su fecundidad la arraiga en la humildad.
     A Beatriz, la humildad la acerca a una proximidad carismática con el misterio de María, la humilde esclava del Señor. A nosotras esta humildad nos convierte en un destino de Iglesia contemplativa, en voluntad de pertenecer a la hondura orante de la Iglesia. Nuestra misión en la Iglesia, como Beatriz, permanece como signo de pobreza, de soledad, de proclamación de la gracia que es María.
     Ahí descubrimos los rasgos evangélicos franciscanos que son el sello peculiar de Beatriz.