SIGUIENDO AL DIOS-AMOR

SIGUIENDO AL DIOS-AMOR

Sonia

El Señor me trajo aquí para conocerle.

Mi nombre es Sonia Gardenia Peña, soy de Texas,  tengo 27 años y estoy de aspirante en el monasterio de Ágreda.

Después de un choque de auto en el 2017,  y  como respuesta a una señal que yo pedía, el Señor me trajo aquí en octubre del 2019.

 Desde que llegué, el Señor Jesus se ha mostrado como el médico que me ha ayudado a reconciliarme con mi historia. Ha abierto y vendado viejas heridas. He luchado con Él y, lejos de mi familia,  amigos y en medio de una pandemia, me he encontrado sola a solo con Él. Me ha regalado ocho hermanas y cada una de ellas han sido instrumento para mi crecimiento.

He experimentado mi pobreza, y como los pastores que van a ver lo que el ángel les anunció, me he topado con la ternura de un Dios todopoderoso que se hace niño indefenso,  aquí en el pesebre y en la cruz, por mí.

Como dice el salmo 103, no me paga como merecen mis crímenes.

No sé qué hará el Señor conmigo,  pero sólo sé que,  desde el principio,  pude haber dicho “Dayenú”, eso me habría bastado,  Señor!

Katherinne

¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia!

  Mi nombre es Katherinne Grisbel Pavón Crespo, tengo 20 años. Vengo de Venezuela y actualmente estoy en la etapa de aspirantado en el monasterio de Ágreda.

 Me resulta un poco difícil resumir en pocas líneas la misericordia de Dios en mi vida, su amor infinito para conmigo, lo maravilloso y grande que se ha mostrado a lo largo de mis pocos años. Un día, al poco tiempo de haber llegado al convento, escuché que la historia de vida de cada persona, es una historia de amor que no puede ser escrita ni descrita, y realmente así siento que pasa conmigo.

En un encuentro de jóvenes en abril del 2019, el Señor me llamó a seguirle, a dejar mis seguridades y proyectos, y seguirle a Él, que es el camino, la verdad y la vida; y sin pensarlo, también es esa felicidad que siempre he querido alcanzar. Para el mes de noviembre del mismo año, ya me encontraba con la comunidad de hermanas que con sus testimonios de vida me han ayudado a conocerle cada día más, a verle en todos y en todo.

  Muchas veces no solía entender el por qué de muchas cosas, sobre todo con mi historia de vida, pero aquí he aprendido lo que es tener <<memoria de Dios>>, de mirar hacia atrás, hacia el pasado, no para añorar algo que ya no está, ni para reprochar algo que pasó, sino para ver que Él siempre ha estado a mi lado; incluso en esos momentos que no lo veía, que no lo sentía, peo Él ahí estaba, siempre a mi lado cuidándome como a la niña de sus ojos o como a la oveja infiel que se aparta de su pastor, de un pastor que sólo sabe prodigar de amor.

 En medio de incertidumbres, de qué será de mí el día de mañana, en medio de todo eso y más, el Señor me auxilia… el Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso; me encanta mi heredad.